2007-12-30

La sonrisa ajena

Ajena... porque hoy pertenece a lo ajeno.

Esta mañana desperté recordando cosas, como casi siempre que no despierto atormentada por el despertador o desencajada del mundo por un sueño de esos que yo llamo "pesados y viscosos".

Recordé algo, con alguien. Un momento de esos delicados, de aquellos que deseas intensamente, pero que piensas que nunca sucederá, que incluso asientas que jamás pasará... y en el instante en que piensas eso, te sorprende sucediendo... y lo vuelve Mucho más especial. De esos momentos que, no importa cuánto los recuerdes, siempre puedes volver a ellos como si nunca hubiese pasado el tiempo, tu vista se ciega en el redibujar de ese instante, y te agarra como un temblor en la panza que luego se vuelve un hormigueo en el corazón, de esos tibios. Y aparece la irremediable sonrisa, larga como ella sola, la misma que originó aquel dicho "el que se ríe solo..."

Suspiro, sonrío por recordarlo, alguna lágrima nostálgica me hace el favor de aclararme la vista mañanera, y abrazo al que duerme a mi lado y vuelvo a mi vida, feliz por estar en ella, aún más sonreída por quien ahora la comparte conmigo.

A ver... Como siempre que hago reflexiones, voy a hablar de mi en primera persona del plural, pensando en que no soy la única que siente así.

Con demasiada frecuencia este tipo de recuerdos genera emociones encontradas. Si se está sólo, el gusto se ve agrio en la añoranza o el desencanto; si se está acompañado, en la culpa. Total, que es raro estar tranquilos con nuestros recuerdos, en especial los de este tipo que suelen ser los más profundos.

Y es una tontería.

He tenido la fortuna de encontrar en mi vida alguien con quien puedo ser totalmente honesta con mi corazón, lo que ha traído una feliz calma a mis días. Y gracias a él he podido percatarme de lo importante que es ser honestos con nosotros mismos, primero, y luego, como mínimo, con quien nos acompaña.

Aceptar que tenemos estos recuerdos y que nos dan alegría, o producen alguna emoción agradable al recordarlos, no es un pecado. ¿Qué de malo puede tener algo que nos hace sentir agradable? El negarlo, el cerrar los ojos a verlo, lo hace más poderoso aún, porque no es cerrando los ojos que va a desaparecer. Es más, no queremos que desaparezca.

Sé lo doloroso o desagradable que puede ser tener un sentimiento bonito, aunque sea un recuerdo de una etapa de la vida, por alguien que se comportó muy mal, o que terminó, simplemente, siendo lo que no nos esperábamos. Y todo se puede solucionar tranquilamente, aunque parezca difícil de creer, con tan sólo aceptar que ese momento nos agrada, nos hace sentir bien y no ha dejado de ser así. Disfrutar lo que se merece disfrutar y llorar y rabiar lo se merece llorar y rabiar.

Y ya está.

Atesorar los momentos hermosos es algo tan valioso como aprender de las malas experiencias. Lo que no nos gustó, nos ayuda a evitarlo la siguiente vez (o al menos a que no sea tan duro el golpe), y los buenos momentos nos ayudan a decir "He vivido... y Estoy Vivo porque lo puedo recordar".

Nadie puede poner o quitar recuerdos. Son como los pensamientos. Si los combates, más te pelearán el quedarse fastidiando. ¿Volvió el pensamiento? Sonríe y déjalo pasar.

Y ya está

Y todo esto va tanto para los solitarios como para los arrejuntados.

Los que están solos, puede que encuentran la calma con "el que ya pasó", dejar lo sucedido o no-sucedido atrás, y puedan al fin darle la bienvenida a alguien nuevo, una verdadera bienvenida, no la adquisición de un "parche" para el corazón.

Y los que tienen ya a alguien, a alguien que quieren como a alguien nuevo, pues les viene muy útil aprender a no perder la culpa por tener "esos pensamientos" que no dañan a nadie. Es el pasado lo que nos trajo este presente, y si queremos conservar este presente y que florezca, pues hay que agradecer de corazón el pasado, tooooooooooooodo.

Pueden decidir contarle o no a su pareja. Pueden guardarlo para sí y ya. Pero yo les recomiendo que le cuenten, que tengan valor y le abran el corazón; ser honestos y contarle, con intimidad de pareja, que estos recuerdos existen, que son algo especial, pero que no significan que le amen menos, al contrario... si hay alguien con quien quieren ser honestos, es con su pareja. Porque la honestidad, bien entendida y con amor, es una de las cosas más especiales del corazón, y puede unir mucho más a dos personas que se aman.

Eso sí... Les deseo que ese "presente" de Uds. lo hayan escogido con "inteligencia" y sea una persona que realmente les ame tanto, que comprenderá todo esto... y no le importará, y les agradecerá su confianza.

De no ser el caso... mmm... como que mejor se piensan si de verdad de aquí a 30 años van a poder seguir así.

Sé que le quité la emoción inicial al texto... pero es que no les voy a dejar un texto masoquista con algo que sé que a muchos perturba por ahí. Porque no se dejan la cabeza en paz, no se dejan la barriga en paz, mucho meno el corazón... y buscan soluciones donde no están: en alguien más.

Es hermoso, independientemente de lo que haya sucedido alrededor, poder conservar este tipo de recuerdos. O de pensamientos, e incluso fantasías!

Y qué rico poder compartirlas, con Uds. mismos, y más con esa persona especial de hoy.

Ya verán como esos "pensamientos" felices dejarán de "atormentarlos".

Quizá descubran deseos secretos que deben atender, a los que quizás temen, quizás no pase nada. Pueden ser muchas cosas. Pero lo importante es Saber. Porque es la incertidumbre la que nos JODE la existencia... ¡y qué voluntad la de provocársela a uno mismo! ¿No les parece "algo" insensato viéndolo desde "afuera"?

Bueno, hoy los invito a un paseo con Uds. mismos.

Qué disfruten el viaje y todo lo que hay en él, que no es más que esa persona especial que es cada uno: tú mismo.

Éxitos!

Con cariño.